Resumen
La enfermedad causada por el nuevo coronavirus 2 (SARS-CoV-2) ha resultado en una pandemia mundial. Meses atrás surgieron informes de un cuadro caracterizado por un estado hiperinflamatorio grave asociado a la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en niños y adolescentes, que se denominó “síndrome inflamatorio multisistémico asociado temporalmente o relacionado a COVID-19 (SIM-C)”. La mayoría de los niños presenta evidencia de COVID-19 por reacción en cadena de polimerasa con transcriptasa reversa -reverse transcription polymerase chain reaction, rtPCR, por sus siglas en inglés-, prueba de antígeno o serología positiva. Este síndrome se solapa con algunas características de la enfermedad de Kawasaki: la sepsis, el shock tóxico, el síndrome de activación macrofágica, entre otras. Aunque presenta cierta heterogeneidad clínica, el SIM-C se acompaña de alta prevalencia de enfermedades gastrointestinales, síntomas dermatológicos, mucocutáneos y cardiovasculares; con niveles elevados de marcadores inflamatorios séricos: proteína C reactiva, dímero D, fragmento amino terminal del péptido natriurético tipo B, interleuquinas 6 y 10 y fibrinógeno, al igual que linfopenia y trombocitopenia, como hallazgos relevantes. La elevación simultánea de la PCR y la ferritina, y la linfopenia progresiva se asocian a una peor evolución. Es fundamental una alta sospecha clínica para identificar oportunamente los factores de riesgo de presentar SIM-C, caracterizarlo y definir intervenciones oportunas de tratamiento dado que su tórpida evolución puede poner en riesgo la vida de los niños; y también contribuir a las estrategias de prevención de la transmisión comunitaria. Se describe que la mayoría de los pacientes que poseen una identificación rápida en conjunto...